Mauricio: el milagro africano que transformó su futuro

Mientras muchos países quedaron atrapados en la pobreza, Mauricio hizo historia: pasó de monocultivo azucarero a economía diversificada y democracia estable. Un caso único en África.

La Republica de Mauricio es un país soberano insular ubicado en el suroeste del océano Índico, a unos 900 kilómetros de Toamasina, ciudad en la costa oriental más cercana de Madagascar en África, cuya independencia remonta desde 1968 y desde entonces ha conocido una evolución fulgurante. En 2011 su ingreso per cápita era más de 6 veces el promedio de los países de África subsahariana y, además, esto se traducía en niveles de bienestar sustancialmente más elevados.  Por ejemplo, tenía una esperanza de vida de 73 años, comparada con 54 en el subcontinente; una tasa de mortalidad de niños menores a 5 años inferior a la séptima parte de la registrada en África subsahariana y una tasa de mortalidad materna que no alcanzaba ni la vigésima parte de la que se presentaba en esa región.

Mauricio es una democracia con un gobierno elegido cada 5 años. El partido político o la alianza de partidos que gana la mayoría de los escaños en el Parlamento forma el gobierno. Su líder se convierte en el primer ministro, que elige el Gabinete de entre los miembros elegidos de la Asamblea. La Asamblea elige un Presidente, un Vicepresidente y un Vicepresidente de Comisiones como algunas de sus primeras tareas. 

Desde su independencia en 1968, Mauricio pasó de ser un país de bajos recursos e ingreso per cápita, en el que la economía se basaba en la agricultura, a ser un país con el estatus de país emergente y de constante desarrollo, con ingresos intermedios y en el que la economía diversificada reposa sobre un sector industrial y financiero en pleno crecimiento, sin olvidar la naciente industria del turismo. Durante este período de crecimiento económico, el país creció a una tasa del 5 a 6 % anual. Este resultado se traduce en una sensible mejora de la calidad de vida y un aumento significativo de la esperanza de vida, una baja en la mortalidad infantil y un gran desarrollo de la infraestructura.

La mejora de los indicadores de desarrollo humano resulta igualmente impresionante. La esperanza de vida al nacer pasó de 61 años, en 1965, a 71 años en 1996; de 1980 a 1996, la matrícula en la escuela primaria pasó de 93 a 107 por cada 100 niños en edad escolar, en tanto que en el resto de África bajó de 78 a 75. La brecha del ingreso entre el mauriciano más rico y el más pobre se ha reducido considerablemente; el coeficiente de Gini bajó del 0,5 en 1962 al 0,37 en 1986–87.

Se han alcanzado tasas de crecimiento elevadas en condiciones macroeconómicas estables. Entre 1973 y 2000, la inflación anual de los precios al consumidor se situó en un promedio de 7,8%, mientras que rebasaba el 25% en el conjunto de África al sur del Sahara. Mauricio ha alcanzado estos niveles de bienestar a pesar de que, cuando surgió como país independiente, presentaba algunas de las características más sobresalientes que en otros países africanos han retrasado el crecimiento económico y han hecho muy difícil que gran parte de la población supere su condición de pobreza: 1) Una población muy heterogénea en términos étnicos, religiosos y de antecedentes culturales y lingüísticos, que en otros países africanos ha sido fuente de divisiones y enfrentamientos que han frenado su desarrollo económico y, en ocasiones, los han sumido en situaciones de violencia recurrente; 2) El azúcar y sus subproductos representaban casi la totalidad de las exportaciones y más de la tercera parte del producto de la entonces colonia británica, lo que suponía una economía extremadamente dependiente de un solo bien; y 3) La existencia de condiciones naturales que favorecen la presencia de ciertas enfermedades, en particular de la malaria.

Índice de democracia de Mauricio: 8,1/10 (Democracia plena).

Mauricio es una república democrática multipartidista, con un sistema de gobierno parlamentario que presenta varios rasgos que han contribuido a lograr que las distintas comunidades étnicas se sientan representadas por las instituciones y que han favorecido el acuerdo y la cooperación entre ellas. Una primera característica es que el sistema de gobierno parlamentario unicameral de la república, tiene una peculiaridad que se introdujo en la Constitución para asegurar que todos los grupos étnicos tuvieran una representación razonable. Un factor importante que impidió directamente uno de los problemas por los que las divisiones étnicas retrasan el crecimiento económico es la existencia y preservación de una entidad encargada de hacer todos los nombramientos de los funcionarios públicos, la Comisión de Servicio Público, dotada de independencia por disposición constitucional, de manera que está aislada de las preferencias del gobierno en turno. Esto ha permitido que la condición fundamental para obtener nombramientos y ascensos en la administración pública sean los méritos de los candidatos.

Para evitar que este sistema meritocrático suponga una barrera infranqueable para ciertos segmentos desfavorecidos de la población, se estableció desde 1968 una escuela de administración pública en la Universidad de Mauricio. Esta escuela diseñó un diploma, cuya obtención es un requisito para ascender en la administración pública. Más adelante, la obtención de un grado académico se convirtió en la norma también para los nombramientos iniciales, no sólo para los ascensos. La existencia de una instancia independiente del gobierno en turno encargada de los nombramientos y promociones de los funcionarios públicos con base en criterios imparciales evita 3 problemas. 

La primera es el aspecto en que más interesa insistir: evita que en una sociedad dividida por cuestiones étnicas, el grupo étnico que obtenga el poder utilice a la administración pública como una fuente de empleo y de concesión de favores para sus miembros; la segunda es que evita también la tentación de los gobiernos de expandir desmedidamente la burocracia para el pago de favores utilizando criterios clientelares y de nepotismo; por último, se evita el deterioro en la competencia de la administración pública que resultaría de los dos motivos anteriores.

Este deterioro se trasformaría en una pérdida de capacidad para desarrollar políticas públicas eficaces. A la contratación y promoción de los funcionarios públicos con base en criterios imparciales debe agregarse su capacitación técnica en áreas específicas y, más generalmente, el esfuerzo de Mauricio para desarrollar la llamada CAPACIDAD INSTITUCIONAL. Un ejemplo importante del desarrollo de esta capacidad es la política de fomento de las exportaciones manufactureras: se contrataron consultores extranjeros para capacitar a administradores locales y para establecer una estructura administrativa encargada de cuestiones como evaluación de proyectos, promoción de inversiones y mercadotecnia. Esto permitió al gobierno establecer una campaña promocional y un programa de seguros para las exportaciones. 

La caña de azúcar constituye el 90 % de los cultivos y representa el 25 % de las exportaciones. La estrategia de desarrollo llevada a cabo por el gobierno se centra en la inversión extranjera. Mauricio ha atraído a unas 9000 sociedades offshore, de las que la mayoría se dedican al comercio en la India y África del Sur. Mauricio tiene una economía de ingresos medios altos, según el Banco Mundial en 2011. El país ha construido su éxito en una economía de libre mercado. Los ingresos que recibía el gobierno del sector azucarero, en un entorno de altos precios del azúcar, le permitieron financiar la construcción de esta capacidad institucional. El paso central con el que Mauricio dejó de ser una economía de monocultivo, que le permitió dejar de depender en un grado extremo del azúcar y sus derivados, fue el desarrollo de una industria manufacturera de exportación, que se inició con el establecimiento, en 1970, de una zona de procesamiento de exportaciones concentrada en la producción de textiles y prendas de vestir. 

En primer lugar, al sector exportador manufacturero se le permitió la importación, libre de impuestos, de los insumos necesarios para su producción, para evitar que la utilización de insumos importados caros le restara competitividad; en segundo lugar, se le otorgaron otros incentivos fiscales y tasas de interés preferenciales. Mauricio logró superar a principios de los años ochenta los graves desequilibrios macroeconómicos que presentaba. De hecho, el ajuste macroeconómico estuvo en manos de 3 gobiernos distintos de ideología divergente; esta circunstancia exigía consultas y el reconocimiento de la necesidad de alcanzar un consenso nacional en apoyo del ajuste.

Las instituciones han permitido mantener el imperio de la ley y el respeto de los derechos de propiedad que han hecho de Mauricio un país atractivo para los inversores. Tal vez la clave del éxito económico haya sido la confianza que se creó entre los mauricianos en sus derechos, su voto y el poder de sus opiniones, importante logro político.

Con relación al control de la malaria, su éxito reside a la mejoría natural en las condiciones sanitarias que ha acompañado al desarrollo económico, como el hecho de que más de 95% de la población cuenta con agua entubada; además al sostenimiento durante muchos años de las medidas medioambientales y de salud pública adecuadas. Entre ellas se incluyen el retiro de material que obstruye los flujos de agua y, más generalmente, la eliminación de depósitos de agua estancada, el uso de peces que se alimentan de larvas en ríos y lagos, el monitoreo de pasajeros provenientes de países donde la malaria es endémica (incluidos mauricianos que viajen a esos países) y el tratamiento y monitoreo de personas infectadas.

Bibliografía.

Fernández Ruiz, Jorge. 2013. «La República de Mauricio y la superación de los obstáculos al desarrollo económico». Estudios de Asia y África 48 (3) Págs: 717-751. https://estudiosdeasiayafrica.colmex.mx/index.php/eaa/article/view/2095

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