
Narcoterroristas: la miniserie que desnuda al cartel que gobierna Venezuela
El Cartel de los Soles convirtió al Estado en un narco-régimen que oprime a millones y amenaza a la región. La miniserie #Narcoterroristas expone esa realidad con un formato ágil y directo: 10 capítulos de un minuto en Instagram.
El 10 de septiembre de 2025 se estrena en Instagram Narcoterroristas, una miniserie de diez microcapítulos que, lejos de ser ficción, expone la verdad que durante años se intentó ocultar: en Venezuela ya no gobierna un presidente, gobierna un cartel. El Cartel de los Soles, encabezado por Nicolás Maduro y sus lugartenientes, ha convertido al Estado en una maquinaria de narcotráfico, terrorismo y represión.
La producción, desarrollada por la agencia argentina Methodo, no es un producto cultural más, ni un experimento audiovisual de coyuntura: es un dispositivo de denuncia. Su objetivo es claro: mostrarle al mundo la magnitud del horror que padece la sociedad venezolana y que se ha naturalizado bajo la máscara de un “régimen político”. Lo que existe en Venezuela hoy no es un Estado fallido, sino un narco-Estado consolidado.
Una estética contra la tiranía comunicacional
La serie se lanza exclusivamente en la cuenta @narcoterroristasvzla, con capítulos de apenas un minuto. Una decisión que responde a un diagnóstico certero: en la era de la “tiranía de la comunicación”, donde el vértigo de las redes sociales define lo que se ve y lo que se olvida, la mejor estrategia para enfrentar a un aparato de propaganda global como el chavismo es usar sus mismas armas: impacto, velocidad y masividad.
Patricio Hernández, uno de los productores, lo explicó con claridad en la entrevista:
“No buscamos competir con el enorme talento venezolano. Lo que sentimos es que había una necesidad de contar, con los tiempos y velocidades de hoy, lo que está pasando. Por eso optamos por un formato breve, ágil, que pueda ser consumido y compartido en cualquier rincón del planeta”.
Es decir, una narrativa diseñada no para los festivales de cine, sino para el campo de batalla donde se disputa hoy la verdad: la esfera digital.
De la investigación al compromiso
El equipo de Methodo no improvisó. Pasaron meses investigando, con encuestas mensuales de 5.000 casos, focus groups y entrevistas en profundidad tanto dentro como fuera de Venezuela. Incluso viajaron a Caracas en 2024 para conocer de primera mano la crudeza de la realidad.
Hernández lo resume así:
“Nos vimos obligados a colaborar, en la medida de nuestras posibilidades, para que esto se supiera en todos los rincones del globo. Nuestro único objetivo con esta microserie es que no queden dudas de lo que es ese narco-régimen que ha tomado el poder para beneficio propio y para sufrimiento de tantos venezolanos dentro y fuera del país”.
El salto de la investigación a la acción es significativo. El cartel que controla Venezuela no solo saquea recursos y reprime a su población: también construye narrativas falsas, invierte millones en lobby internacional, y se sostiene sobre la desinformación. La serie Narcoterroristas se inscribe en la contraofensiva comunicacional contra esa maquinaria.
El narco-régimen como fusión totalitaria
El punto más potente de la entrevista es quizás el diagnóstico sobre la naturaleza del chavismo en el poder. Hernández lo define como una fusión entre Estado y narcotráfico:
“En otros países hubo intentos de vincular narcotráfico y política, como en la Colombia de los 90 o en el México actual. La diferencia con Venezuela es que allí no son vasos comunicantes: se han fusionado. Ambas estructuras operan de manera conjunta, y casi institucionalizada”.
Esta definición rompe con las categorías tradicionales de análisis político. No se trata de un gobierno corrupto permeado por mafias, ni de un Estado infiltrado por el crimen organizado. Se trata de un régimen criminal en sí mismo: la política es narcotráfico y el narcotráfico es política. Esa simbiosis explica tanto la brutalidad de la represión interna como la capacidad de proyección internacional del Cartel de los Soles.
El costo del silencio cómplice
La serie no solo apunta a sensibilizar audiencias. También busca desnudar a los gobiernos y estructuras de poder que se escudan en la “neutralidad” frente al chavismo. En palabras de Hernández:
“Muchas veces, el silencio es cómplice de los socios de regímenes como este. A medida que esto se sepa más, las posibilidades de contar con aliados estratégicos disminuirán, porque pagarían un costo político alto en sus países por ser socios o por no condenar al narcoestado que gobierna hoy Venezuela”.
Este es un punto crucial. En los últimos meses, Estados Unidos, Argentina, Ecuador, Paraguay, República Dominicana y el Congreso de Perú declararon al Cartel de los Soles como organización terrorista. Pero aún persisten gobiernos, actores políticos y lobistas que siguen repitiendo la propaganda oficialista. La batalla comunicacional es, al mismo tiempo, una batalla diplomática y moral.
Difusión como resistencia
El mensaje final de los productores es un llamado a la acción:
“Lo más importante es que compartan los contenidos. La difusión es clave, porque muchos venezolanos no pueden hacerlo dentro del país por la brutal represión. Cada clic, cada reposteo, cada conversación que se genere fuera de Venezuela es un golpe contra el muro de silencio que el régimen intenta imponer”.
En esa lógica, Narcoterroristas no es solo una miniserie: es un acto de resistencia. Una herramienta que busca romper el cerco informativo, desmontar la propaganda, y mostrarle al mundo que en Venezuela lo que está en juego no es una disputa electoral ni una transición pendiente, sino la existencia misma de una nación capturada por una organización criminal transnacional.
Conclusión: romper el muro
La narcotiranía chavista se sostiene en tres pilares: terror interno, crimen organizado y propaganda internacional. Narcoterroristas apunta directamente contra el tercero, consciente de que sin legitimidad ni complicidad externa, la estructura se debilita.
Lo que ocurre en Venezuela —8.236 millones de dólares en ingresos ilícitos solo en 2024, alianzas con guerrillas, carteles y el Tren de Aragua, y una cúpula acusada de narcoterrorismo con recompensas millonarias sobre sus cabezas— no puede seguir siendo tolerado como un “régimen político más”.
El estreno de esta serie es, en ese sentido, un acto político y cultural al mismo tiempo. Una forma de decirle al mundo que los muros de la tiranía se pueden romper, pero solo si la verdad circula, se multiplica y erosiona el silencio cómplice que la sostiene.