
El mensaje y la escalada
Lo que ocurre no es “humo” ni “invasión”. Es la decisión de desmantelar el sistema criminal que sostiene a Maduro.
inflexión en la política hemisférica: las Fuerzas Militares de Estados Unidos atacaron y destruyeron una embarcación proveniente de Venezuela, cargada con drogas y tripulada, presúntamente, por integrantes del Tren de Aragua. El propio Trump, en su cuenta de Truth Social, detalló que se trató de un ataque cinético en aguas internacionales, bajo responsabilidad del Comando Sur, que resultó en la muerte de 11 narcoterroristas sin bajas estadounidenses. El mensaje fue tan directo como inequívoco: “Que esto sirva de aviso. ¡CUIDADO!”.
La acción fue confirmada por el secretario de Estado Marco Rubio, quien previo a su viaje a México (y luego a Ecuador). El operativo se produce en el marco de una ofensiva naval más amplia destinada a cortar las rutas del narcotráfico utilizadas por estructuras criminales como el Cártel de los Soles. Este mismo martes llegaron al Caribe los buques USS Iwo Jima y USS San Antonio.
La dimensión internacional
El anuncio estadounidense coincidió con una decisión de enorme valor simbólico y jurídico: República Dominicana designó al Cártel de los Soles como organización terrorista internacional, uniéndose así a Paraguay, Ecuador, Argentina y Estados Unidos. Apenas horas después, autoridades dominicanas incautaron una embarcación con 448 paquetes de cocaína procedentes de la Guajira, entre Colombia y Venezuela. La coordinación internacional, tantas veces prometida, empieza a operar en hechos concretos.
En paralelo, la congresista María Elvira Salazar —una de las grandes aliadas de la causa venezolana en Washington— informó que la plataforma Zelle vetó a Daniel Puglia, luego de haberse filtrado la invitación a la boda (ahora cambiada de lugar) de la hija de Vladimir Padrino López. Su mensaje fue tan político como financiero: “Ninguna empresa estadounidense debería ser cómplice de la narcoélite”.
Cada pieza encaja en un mismo rompecabezas: acciones militares, sanciones financieras, cooperación regional y aislamiento diplomático. El sistema chavista, que depende del crimen organizado para sostenerse, empieza a sentir el cerco.
28J: la legitimidad política
El marco de lo que ocurre no se entiende sin mirar hacia adentro de Venezuela. El 28 de julio de 2024 (28J), Edmundo González Urrutia ganó por amplia diferencia las elecciones presidenciales. Fue un triunfo arrollador de la sociedad venezolana, organizada en torno al liderazgo de María Corina Machado, que el chavismo desconoció con represión, fraude y persecución.
Ese día no solo se probó que el régimen había perdido toda legitimidad interna; también quedó claro para la comunidad internacional que Venezuela es un país secuestrado por un grupo criminal que se aferra al poder a la fuerza. La ofensiva internacional parte de ese hecho: no enfrentan a un gobernante legítimo, sino a un narco-terrorista que usurpa funciones de Estado.
La conjunción de los dos factores —el 28J y la actual administración en Washington (con Trump en la Casa Blanca, Rubio/Landau en la Secretaría de Estado)— define el terreno político-legal en el que hoy se actúa.
Así, entonces, hay que partir de algo básico: Nicolás Maduro no es un jefe de Estado. Es el líder de un cártel narco-terrorista que ha convertido Venezuela en base de operaciones transnacionales. Mientras persigue, tortura, desaparece y asesina a inocentes, mantiene cohesionados a sus militares gracias a dos elementos: el miedo y el dinero del narcotráfico, el contrabando de oro, armas y personas, ingresos que desde hace años superan con a los del petróleo.
Este es el eje sobre el que se mueve la coalición internacional: no se trata de un gobierno, sino de una organización criminal con ropaje institucional. Y ese marco legitima la aplicación de herramientas propias de la lucha antiterrorista.
Tren de Aragua y Cártel de los Soles: dos etiquetas, dos marcos
Aquí conviene aclarar una diferencia clave.
- Tren de Aragua (FTO – Foreign Terrorist Organization): Designación bajo la Sección 219 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de EE.UU. Permite acciones militares y judiciales directas, criminaliza el simple apoyo material, legitima intervenciones extraterritoriales y facilita detenciones y extradiciones. Es el mismo marco usado contra Al Qaeda, ISIS o Hezbollah.
- Cártel de los Soles (SDGT – Specially Designated Global Terrorist): Depende de la Orden Ejecutiva 13224 y se enfoca sobre todo en sanciones financieras, congelamiento de activos y persecución económica. Es una etiqueta poderosa en lo económico y diplomático, pero más débil como base de intervención armada.
Por eso, cuando Washington menciona al Tren de Aragua en el mismo párrafo que a Maduro, no es casualidad. Es la puerta legal para ampliar operaciones militares directas contra la estructura chavista.
El mensaje detrás del ataque
¿Era un simple peñero? Sí. Pero más del 70% de la droga que sale por mar de Venezuela viaja en embarcaciones de pesca o lanchas rápidas de ese tipo. Cada cargamento puede transportar hasta tres toneladas de cocaína, equivalentes a 70 millones de dólares en el mercado estadounidense, según cálculos de la DEA. Y en esas mismas embarcaciones también se trafican mujeres hacia el Caribe. No es “un bote”, es una pieza de un engranaje criminal.
¿Fue un ataque excesivo? También. Y ese es justamente el punto: la demostración de fuerza es parte del mensaje. En Miraflores lo entendieron de inmediato. Los propagandistas del chavismo —sean azules o rojos, locales o bilingües— intentarán restarle importancia, pero lo evidente ya no se puede ocultar: la era de la impunidad terminó.
La propaganda en control de daños
Como siempre, la maquinaria propagandística activará dos líneas de defensa:
1. Decir que “apenas era un peñero”.
2. Voltear la narrativa para atacar a Trump y a María Corina Machado, culpándolos de “provocar una invasión”.
Ese doble juego lo llevan adelante los operadores del chavismo azul, acompañados por lobistas estadounidenses de la narcotiranía. Ya los conocemos, porque hoy todo se sabe. Pero ya no sorprende: lo que ocurre no es “humo” ni “invasión”, sino el inicio de un desmantelamiento sistemático del entramado criminal que sostiene al régimen.
Escalada y final abierto
Lo que se abre ahora es una escalada, con todo lo que eso implica. Nadie en Washington despliega portaaviones, submarinos y aviones de combate para retirarlos sin resultados. La lógica es otra: o se cumple el objetivo de debilitar de manera irreversible la estructura narco-terrorista de Maduro, o la coalición pierde credibilidad. Y esa no es una opción.
El miedo cambió de bando. El chavismo mira al cielo temiendo el próximo ataque, a los costados temiendo la traición de sus propios socios, y a las calles temiendo que el pueblo termine de derribar el muro que ya no parece tan sólido. Y este ultimo punto es fundamental comprenderlo: la libertad será nuestra. Con ayuda, pero nuestra.
PD: Si no has visto el último episodio de #HablemosDeVenezuela sobre el Cártel de los Soles, acá te lo dejo: