
Las verdaderas cartas de Trump en el Caribe: ¿Invasión, show u operaciones especiales?
Washington no busca tomar Caracas con marines, sino cerrar rutas de dinero sucio, dominar el mar y el aire, y ejecutar operaciones encubiertas contra líderes clave del chavismo.
El reciente despliegue militar de los Estados Unidos contra el Cártel de los Soles ha desatado una tormenta de narrativas: desde quienes aseguran que “no pasará nada” hasta quienes hablan de un asalto inminente de marines a Miraflores.
En medio de este ruido, hay un punto clave que pocos han abordado: ¿cuáles son, realmente, las capacidades militares de Washington en la región y qué pueden significar para Venezuela?
En momentos confusos como este, es crucial separar el humo de los hechos. Entender qué es lo que sabemos y qué es pura especulación. Por eso hablé con Daniel Blanco Paz, analista de inteligencia de Grey Dinamics, sobre el despliegue militar de Estados Unidos en el mar Caribe. Y esto es lo que me dijo.
Capacidades técnicas de EE.UU.: ¿Qué pueden hacer?
El despliegue combina fuerzas convencionales con plataformas avanzadas diseñadas para dominar aire, mar y guerra electrónica. Los elementos clave incluyen:
- Destructores clase Arleigh con misiles Tomahawk en plataformas Aegis, capaces de ejecutar ataques de precisión mar-tierra a larga distancia.
- El USS Iwo Jima, equipado con lanchas de asalto anfibio, que permite proyectar tropas rápidamente en entornos costeros.
- Drones y aviones como los Boeing Poseidon P-8 (con despliegue confirmado) y los MQ-9 Reapers (presumiblemente en la zona) para operaciones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento en tiempo real.
- Equipos de guerra electrónica con capacidad para suprimir comunicaciones, cegar radares y obtener ventajas decisivas en el espectro electromagnético.
No es un despliegue diseñado para una invasión convencional. Para tomar Panamá en 1989, EE.UU. necesitó 25.000 soldados; Venezuela es más grande, con un terreno y un entorno operativo mucho más complejo.
Pero sí es un despliegue construido para el control de la zona: interdicciones marítimas, dominio aéreo, operaciones de vigilancia y guerra electrónica. Y, si la Casa Blanca lo decide, las plataformas actuales permiten ataques quirúrgicos de alta precisión u operaciones encubiertas selectivas.
¿Qué significa esto?
Para Blanco, a nivel estratégico esto implica tres cosas:
1. La Casa Blanca está enfocando sus operaciones contra el Cártel de los Soles en interdicciones marítimas y dominancia aérea.
2. Oficiales del ejército venezolano aprovecharán la naturaleza descentralizada del cartel para protegerse de ser atacados.
3. La Casa Blanca está en posición de ejecutar acciones encubiertas similares a las realizadas en México contra los carteles de la droga.
Este último punto es crítico y no se ha discutido lo suficiente. Para Blanco, los patrones operativos que Washington ha ejecutado en México pueden ser un modelo para las operaciones en Venezuela: acciones no públicas, encubiertas, silenciosas, de recolección de inteligencia e incluso ataques selectivos contra personeros clave del Cártel de los Soles.
El Cártel de los Soles es, según análisis de expertos como Insight Crime, un complejo criminal descentralizado.
¿Cómo afectaría esto al chavismo?
Es complejo predecir con exactitud cuál es el plan de Trump con Venezuela. Pero es evidente que la movilización de EE.UU. constituye un desafío directo al chavismo y a la cohesión de las fuerzas represoras que mantienen a Maduro en el poder.
Los buques estadounidenses pueden cerrar parte de las fuentes de financiamiento del régimen, y la amenaza real de operaciones letales contra jefes del Cártel de los Soles pone a prueba la capacidad del chavismo de mantenerse unido.
Hasta ahora, el chavismo ha mostrado una notable capacidad de resistir embates, y las capacidades militares estadounidenses no son suficientes, por sí solas, para colapsar al régimen.
Además, las contradicciones de la política oficial de EE.UU. hacia Venezuela (léase Chevron) abren la posibilidad de que otros factores dentro de la administración recuperen ascendencia y obstaculicen o incluso detengan esta campaña de presión sobre Maduro.
Sin embargo, ahora mismo hay una ventana de oportunidad: la combinación —en el momento adecuado— de presión externa y, crucialmente, una presión interna creíble y formidable podría ser suficiente para colapsar al régimen chavista.