La voz legítima de los venezolanos

El 22 de octubre y el 28 de julio, los venezolanos elegimos con claridad: María Corina Machado y Edmundo González Urrutia representan nuestra voz y nuestra lucha.

La legitimidad no se autoproclama; se gana. En Venezuela, la ciudadanía habló con claridad; nuestra voz resonó en las urnas y en las calles, legitimando un liderazgo que representa nuestra lucha por la libertad. Sin embargo, frente al país, existe un pequeño grupo de autoproclamados (políticos cooptados por el régimen, algunas individualidades del sector empresarial, académicos e incluso un sector de la iglesia) que pretenden hablar en nombre de los venezolanos sin mandato alguno. Estos defensores del statu quo, que se presentan como una opción «moderada», no son más que pilares de una dictadura en decadencia. Sus recientes declaraciones revelan su hipocresía: califican de «injerencia» el respaldo internacional a la lucha democrática de Venezuela y la exigencia de respeto a la soberanía popular, mientras aplauden a figuras como Rodríguez Zapatero, cuyas mediaciones solo han servido para oxigenar el régimen. Esta contradicción no es un error, sino una táctica para deslegitimar al 90% de los venezolanos que, tanto el 22 de octubre como el 28 de julio, apoyamos a María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, logrando una victoria contundente por 40 puntos de ventaja.

Una de las cosas que demandaba Venezuela desde 2021 era legitimidad en la representación; por ello, la primaria nacional fue un punto de partida para reconectar la política con los ciudadanos. En la primaria, 9 de cada 10 venezolanos que participamos otorgamos a María Corina Machado un mandato, le dimos legitimidad, respaldamos un plan de gobierno, un cambio de modelo y una reconducción de la lucha que nos sacara de la inercia y la desesperanza. Para el 28J el acuerdo de Barbados jugaría un papel importante en las garantías mínimas de participación; sin embargo, eso no pasó y María Corina inhabilitada por el régimen, fue impedida de postularse. Pero eso no la detuvo; demostrando una resiliencia estratégica, respaldó a Corina Yoris como candidata sustituta y, cuando esta también fue bloqueada, levantó la mano a Edmundo González Urrutia y mantuvo el impulso, desafiando las expectativas de que su exclusión fragmentaría a la ciudadanía.

María Corina lideró una campaña nacional formidable, sin recursos, a pulso, recorriendo el país por tierra y hasta por curiara para superar los obstáculos impuestos por el régimen, movilizando a miles tanto en ciudades como en zonas rurales. A raíz de esta movilización, el 28 de julio, los venezolanos ratificamos su liderazgo cuando votamos masivamente por Edmundo González Urrutia; lo entendimos como una llave ganadora. A través del comando ConVzla, nuestro liderazgo legitimado coordinó un esfuerzo monumental para recolectar el 83% de las actas electorales, demostrando la victoria de Edmundo. Este nivel de organización ciudadana, con más de un millón de personas en la defensa del voto, permitió mostrar ante el mundo el triunfo, lo cual generó el reconocimiento internacional a la gesta ciudadana y sus líderes políticos.

Actualmente, a pesar de las amenazas y de verse obligados, María Corina a la clandestinidad y Edmundo al exilio, siguen liderando, consolidando el apoyo global a la causa democrática y el respeto a la soberanía popular expresada el 28 de julio.

Recientemente hemos visto comunicados y pronunciamientos de quienes, al contrario de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, no tienen legitimidad, pero insisten en adjudicarse la representatividad de los venezolanos, como si por nosotros pudiesen hablar.

Los venezolanos no solo enfrentamos al régimen, sino también a ese pequeño grupo que cree que puede seguir sosteniendo el statu quo; pero el 25 de mayo y el 27 de julio quedaron desnudos ante el mundo. Su incapacidad para movilizar apoyo dejó en evidencia su irrelevancia; ni siquiera sus círculos más cercanos los respaldaron. ¿En nombre de quiénes hablan? En nombre de Venezuela, no es.

En este contexto, queda claro que la legitimidad no surge de acuerdos a puertas cerradas ni de proclamaciones vacías, sino de la voluntad soberana. Quienes recorren el mundo promoviendo narrativas de polarización y abogando por la permanencia del régimen carecen de mandato para hablar por la nación.

Al statu quo: entiendan de una vez que los venezolanos estamos unidos. El respaldo de la comunidad internacional democrática, lejos de ser una injerencia, es un reconocimiento a nuestra lucha constitucional por la libertad. Ustedes no pueden silenciar la consciencia de un país; no pueden usurpar la voz de una nación que ha elegido a sus líderes. Basta de las pretensiones de quienes, sin legitimidad, quieren hablar en nuestro nombre.

Los venezolanos confiamos en nosotros mismos, en María Corina Machado y en Edmundo González Urrutia. Unidos en la verdad, resistimos hasta que nuestra voluntad sea plenamente respetada.

La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.