
Duelo colectivo y resistencia: la batalla psicológica de Venezuela un año después de las elecciones
Algunas de las heridas que se abrieron el 28 de julio de 2024 en Venezuela ya han cicatrizado, pero otras se mantienen tan vigentes como en los días posteriores a los comicios presidenciales que marcaron un ante y un después en el país y en la vida de los venezolanos.
La Hora de Venezuela
Hace un año Karla Espinoza*, de 35 años de edad, estaba terminando su capacitación para ser miembro de mesa en la elección presidencial del 28 de julio de 2024. La mujer, oriunda de Maracay, estado Aragua, tenía la esperanza de que en el país ocurriera un cambio. Pese a los escenarios, su “fe estaba intacta”.
Espinoza, madre de un niño de 4 años de edad, se involucró tanto en lo que tenía que hacer que no faltó a sus talleres de formación como miembro de mesa porque tenía la esperanza de que los resultados abrirían un nuevo camino hacia el futuro; pero cuando comenzó la transmisión de datos la noche de ese domingo, sabía que algo malo estaba pasando porque era contrario a lo que había visto en los centros de votación.
“Sabía que las cosas no saldrían bien cuando empezó el problema con las transmisiones. Pasaron las horas y ya sabemos todo lo que ocurrió, otra vez nuestros sueños fueron deshechos”, cuenta Espinoza en una entrevista telefónica con Efecto Cocuyo.
Un año después de los polémicos resultados electorales, que aún no han sido publicados de manera desagregada por el Consejo Nacional Electoral, Karla percibe que el miedo se ha arraigado en muchos venezolanos debido a la represión, el terror infundado desde el poder y un anhelo de recuperar la institucionalidad democrática que cada vez parece más inalcanzable.
“Sé que no ha sido fácil. Hay personas encarceladas, las protestas fueron silenciadas y parece que la gente ha olvidado la importancia de participar en las elecciones. Por ejemplo, en las elecciones a gobernador no quise participar, pero en las de alcaldes me siento motivada. Aunque quizás no logremos mucho, es importante seguir avanzando”, dijo.
A un año del proceso electoral de 2024, que ha marcado profundamente a la sociedad venezolana, es crucial comprender cómo se procesan las emociones colectivas y se construye la resiliencia. En Efecto Cocuyo entrevistamos a Manuel Llorens, psicólogo e investigador especializado en Clínica y Magíster en Psicología Comunitaria de la Manchester Metropolitan University, quien ofreció una perspectiva esclarecedora sobre el duelo colectivo, la canalización de la frustración, las fuentes de esperanza y resistencia, y la importancia del autocuidado y la resiliencia cultural en este contexto.
Para el también profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) lo que se vive en Venezuela no es necesariamente una patología, sino un proceso psicológico comprensible y necesario para asimilar una nueva realidad.
El duelo colectivo y la desesperación
Llorens es enfático al emitir un diagnóstico de lo que ocurre: El país atraviesa un duelo colectivo, un proceso en el que se identifican y se asimilan las pérdidas.
“Si entendemos que hay un duelo, precisamente lo que hay es que transitarlo. Y eso significa que se identifican cosas que se han perdido, se atraviesan las emociones de frustración, de dolor, de lo perdido, para poder llegar a una nueva comprensión de la realidad y asimilar cuál es la situación real en que se está para ver entonces en base a esa nueva evolución qué se debe hacer. Eso es tramitar un duelo”, explicó el psicólogo y escritor.
Las pérdidas en Venezuela son significativas y multifacéticas. De acuerdo con Llorens, sí se perdieron:
❌ Se perdió aún más la credibilidad.
❌La posibilidad de un cambio democrático.
❌Se perdió mucho más la existencia de un Estado de Derecho.
La capacidad de nombrar y aceptar estas pérdidas, por dolorosas que sean, es fundamental para lidiar con la complejidad de la situación actual, ya que no se trata de una desesperanza paralizante, sino de una desesperanza administrada inteligentemente, advierte el psicólogo.
Asimilar la situación actual, detalla Llorens, no implica caer en la desesperación total, sino en una gestión consciente de la desesperanza. “Entender que una situación compleja no es caer en la desesperanza, sino poder administrar la desesperanza de manera inteligente y saber que sí se puede y cómo se construye lo que todavía no se puede”.
El duelo es un proceso que busca una nueva comprensión de la realidad y para eso es vital reconocer el estado actual del país y la complejidad de su situación, agrega el especialista en salud mental. “Yo creo que el poder decirlo y pensar en términos de duelo, es decir, que hay que entender que eso es así, que es una realidad muy dura, muy difícil y eso es el primer paso: entender en qué Estado se está, cuál es la condición real, para poder entonces lidiar con una situación real muy compleja”.
Canalización de emociones
La frustración es una emoción poderosa que nos impulsa a la acción al enfrentar un obstáculo. Según Llorens, esta emoción puede ser vista como una energía que debemos canalizar para replantear estrategias y superar las dificultades. De esta manera, una emoción inicialmente negativa puede transformarse en una fuerza impulsora de cambio.
En su análisis, recuerda que Venezuela ha enfrentado esta frustración de manera recurrente, con múltiples intentos de superar obstáculos que no siempre han dado los resultados esperados.
“Por supuesto que Venezuela ha estado en eso durante mucho tiempo y parte de lo duro es que se han intentado muchas cosas. Además, se han hecho con el sacrificio de mucha gente y todavía muchas están viviendo sacrificios y, sin embargo, no se ha logrado el cambio democrático que anhelamos la gran mayoría del país”. Pero pese a estos desafíos, la tarea es seguir buscando soluciones, recomendó.
Desde su perspectiva, la persistencia en la búsqueda de soluciones es clave, incluso cuando el camino se presenta complicado y las acciones previas no han sido suficientes. “Bueno, esa es la situación que nos toca seguir pensando en cómo revertirla”.
Fuentes de esperanza y resistencia
En medio de la adversidad, la organización ciudadana y las redes de apoyo son vitales para mantener viva la esperanza y la resistencia. A juicio de Llorens, sigue siendo alentador que la gente continúe organizándose para poder defender sus comunidades y sus tejidos sociales.
Destacó que en la diáspora cada vez más hay una red fuerte que está tratando de hacer diferentes iniciativas para atender el país en temas de derechos humanos y también hay iniciativas dentro del país. La existencia de estos grupos activos que defienden los derechos humanos y se solidarizan con las víctimas es, subraya, una señal de esperanza.
“Por ejemplo, vemos la red de familias defendiendo a sus familiares presos políticos que sigue activa, a pesar de todas las situaciones. Vemos todavía expresiones de los estudiantes universitarios, en los grupos de derechos humanos que son sumamente valiosas para no perder de vista a la gente que está activamente lidiando con situaciones muy complejas”.
A pesar de los intentos por desmovilizar y aterrorizar a la población, el país, dice Llorens, sigue mostrando signos de vitalidad y organización. “Allí están las esperanzas reales de seguir en esa lucha. Que además permite ver que una de las cosas que ha querido el gobierno es desmovilizar y aterrorizar, y si bien siguen aterrorizando y han desmovilizado en alguna medida, sigue habiendo un país que tiene un funcionamiento de prensa, un funcionamiento de ONG, un funcionamiento de iniciativas para atender necesidades locales en las comunidades que sigue activa a pesar de todo”, agregó.
Estas redes de base y la capacidad de la sociedad civil para seguir operando son cruciales, ya que serán las que se activen cuando surjan nuevas oportunidades de cambio. “Y esas son las redes que van a activarse cuando se abra alguna oportunidad”, reafirmó.
Autocuidado y resiliencia
Llorens agregó que el autocuidado en tiempos difíciles no es una evasión, sino una necesidad para mantener la salud mental y la resiliencia; destaca una característica cultural venezolana.
“Una cosa que ha sido buena del venezolano y que ayuda, y hora lo vemos en la cultura latina y sobre todo caribeña, es que hay un deseo de vivir la vida por la alegría de la vida, por las cosas que nos contactan con la vitalidad, con lo bonito, con lo alegre. Y eso, aunque a veces puede ser evasivo, también es muy sano sostener que tenemos que seguir viviendo, seguir buscando el disfrute, la risa, la fiesta, la alegría, a pesar de no negar que son tiempos muy difíciles y que hay cosas muy oscuras que están sucediendo, porque en la alegría de la vida también se sostiene la vida a pesar de sus dificultades”.
En esa capacidad de sonreír y buscar la alegría, Llorens identifica una forma de resistencia cultural y la ilustra con un ejemplo sobre la película brasileña «Aún estoy aquí», que cuenta la historia en la que el padre de la familia es arrestado por razones politicas.
“Me resulta muy conmovedora la imagen en la que van a hacer un reportaje a la familia y el periodista les dice que es un reportaje sobre persecución política, que no pueden aparecer sonriendo en la foto; y la madre de esta familia responde desafiante: ah, nos quieren tristes. Bueno, en esta familia sonreímos”.
La reacción de la mujer en defensa del derecho a la alegría es una fortaleza inherente a la cultura latinoamericana, porque siempre defiende el derecho a sonreír a pesar de estar pasando por las peores circunstancias, explica el psicólogo, quien concluye que el bienestar en la adversidad se logra al mantener intereses personales, conexiones humanas y la solidaridad. Cuando las personas se cuidan unas a otras, pueden encontrar la alegría y dedicar energía a pasatiempos como el ejercicio, el deporte, el arte o las celebraciones, incluso en tiempos difíciles.
“Todos los espacios que cultivamos para sostener la conexión humana es un factor protector en medio de todo este horror. Creo que la solidaridad es la herramienta principal contra un gobierno que busca aislarnos unos de otros”.
Como hace un año, Karla de igual forma se prepara para ser miembro de mesa en las elecciones de alcaldes que se celebrarán el domingo 27 de julio. A pesar de la situación, siente que seguirá luchando desde donde puede para lograr algún tipo de cambio. «No le podemos dejar a otras personas el poder de elegir sobre nuestro municipio, a pesar que las elecciones vuelvan a ser fraudulentas”, dijo.
(*) Seudonimo utilizado para proteger la identidad de la fuente.