
“The Rehearsal” : la dinámica de poder entre un piloto y un copiloto
Nathan Fielder ha demostrado una cosa en estas dos temporadas de su obra maestra: todo es posible.
Nathan Fielder es un comediante. Esta profesión, esta descripción, este adjetivo se supone que (en teoría) nos debería preparar para lo que él hace cuando vemos un episodio de su serie de HBO MAX “The Rehearsal”.
Sin embargo, solamente la palabra “comediante” se siente insuficiente. ¿Qué hace Nathan Fielder en “The Rehearsal”? Quizás debemos empezar por describir la premisa central de la serie.
Fielder es un creyente en la idea de que podemos estar preparados para toda situación si hacemos un ensayo (un “rehearsal”) de antemano. Es una perspectiva que se viene, evidentemente, como consecuencia de un mundo incierto, y de inseguridades al enfrentarlo.
El primer episodio de “The Rehearsal” parece prometer una serie más tradicional: Nathan trabaja con un profesor, para ayudarle con un problema personal: le tiene que revelar a una amiga que no le dijo la verdad, y que esta mentira ya lleva años como una constante en su relación.
El aporte de Fielder en esta situación es crear un ensayo que trata de ser perfecto, al recrear en forma de set, el bar en el que el profesor se encuentra con su amiga, contratar a una actriz para que actúe como la amiga, y así puedan ir ensayando, una y otra vez, la difícil conversación.
El bar falso que Nathan logra que construyan es una recreación tan perfecta que nos hace considerar si esta serie solamente existe para que Nathan Fielder tenga una excusa de quemar el enorme presupuesto que HBO le ha otorgado.
Esta es una duda válida, y una que yo le aconsejaría mantener en mente.
Del segundo episodio en adelante, sin embargo, se vuelve evidente que para Fielder, “The Rehearsal” no existe para ser una serie de televisión episódica, formulaica. “The Rehearsal” es iterativa, cada episodio se construye sobre la base que el anterior le dejó.
La primera temporada se enfoca – debido a restricciones sobre la producción como consecuencia de la pandemia del COVID-19 – en Nathan “ensayando” una familia tradicional.
La segunda temporada, que estrenó su último episodio el pasado domingo, tiene un tópico mucho más ambicioso – la aviación. Fielder empieza la temporada señalando que hay un problema social que la industria de la aviación no se ha dedicado a resolver aún.
Recreando varios accidentes de avión, utilizando las palabras reales que han dicho los pilotos y los co-pilotos en estos siniestros, Fielder le señala a la audiencia que muchos choques de avión ocurren por una razón bastante sencilla: el co-piloto no le quiere llevar la contraria al piloto.
Esto se manifiesta de diferentes maneras: A veces, el piloto es verbalmente abusivo, y su evidente falta de respeto hacia el co-piloto, evita que este pueda participar en la decisión que termina garantizando el accidente aéreo.
Hay otras veces en las que el piloto no es necesariamente verbalmente abusivo, pero evidentemente no es alguien que se ve dispuesto a aceptar que su co-piloto le lleve la contraria, y al no aceptar feedback, al final causa el accidente de cualquier forma.
Esta dinámica de poder entre piloto y copiloto es la que le interesa resolver a Nathan Fielder, quien se dedica toda la segunda temporada de “The Rehearsal” a desarrollar y a tratar de inventar respuestas.
Pero cabe reiterar el hecho que esta es una serie de comedia. Sin duda Fielder se presenta a sí mismo como una persona tratando de resolver un problema real muy serio, que siente que ha sido ignorado.
Pero el mismo Fielder se refiere a sí mismo como un comediante repetidamente, y además comenta que esta es una comedia. El estilo de comedia de Fielder es uno completamente serio, y de ahí viene el humor.
Su tono de voz monótono y el nivel de seriedad con el que aparenta tomarse estas situaciones es lo que le aporta el nivel de comicidad tan natural a “The Rehearsal”.
Volviendo también a lo que abordé anteriormente, la serie también aparenta ser una excusa para que Fielder gaste el dinero de HBO en las cosas más extrañas posibles.
Para entender la mente del piloto, en esta temporada, Fielder hace una recreación perfecta de varias salas del aeropuerto de Houston.
Como otro ejemplo, Fielder crea una competencia de canto (al estilo de “American Idol”, o más específicamente, “Canadian Idol”, en la que Fielder comenzó a trabajar en la industria del entretenimiento) y en la que los jueces son pilotos de verdad, para observar a estos individuos dando malas noticias a las personas, y así poder juzgar su carácter de mejor forma.
Cualquier idea de comedia que en otra serie sería una línea independiente y abstraída de todo, en “The Rehearsal”, se hace realidad. Es difícil explicar cuál es la atracción, con una premisa tan compleja, tan llena de sátira, de burla, y de seriedad al mismo tiempo.
No sé si vayan a aprobar una tercera temporada de “The Rehearsal”. Apostaría en su contra. Sin embargo, Nathan Fielder ha demostrado una cosa en estas dos temporadas de su obra maestra: Todo es posible.