Tus sueños paranoicos hechos realidad – “Destino Final”

Destino Final no necesitó un asesino ni un demonio para aterrorizar a toda una generación. Le bastó con un enemigo invisible: la Muerte misma.

Es interesante pensar en qué películas de género se vuelven completamente icónicas. Por el estreno de su sexta película, “Destino Final: Lazos de Sangre”, recientemente revisité la primera “Destino Final”, estrenada en el año 2000, dirigida por James Wong, protagonizada por Devon Sawa, Ali Larter, Kerr Smith y Tony Todd. Revisitar estos clásicos del terror siempre es una experiencia que me deja recompensa: Siempre que vuelvo a ver una de estas películas culturalmente icónicas y trascendentales, consigo alguna otra cosa extra que analizar, algún detalle que observar, o algún tema que analizar. Esto sin duda aplica con el primer “Destino Final”, que a pesar de no ser una película sutil o elegante, ha dejado su marca bien merecida en la cultura popular.

Este es un filme de terror lleno de secuencias creativas y de personajes perfectamente en sintonía con el universo en el que viven. El concepto de “Destino Final” es una premisa tan buena que tenía que calar culturalmente. El adolescente Alex Browning (protagonizado por Devon Sawa) está a punto de irse, junto a su grado de bachillerato, en un viaje a Francia por varias semanas. En el camino al avión, no para de ver señales que parecerían relacionadas a un accidente de avión. Todo culmina cuando, al estar sentandose en el avión, Alex tiene una visión del avión estallando en llamas y todos sus compañeros falleciendo en la explosión que le sigue. En un estado de pánico, Alex, su profesora, y algunos de sus compañeros de clase evacuan el avión en el caos.

Hay sentimientos de preocupación por el estado mental de Alex, y sentimientos de rencor porque sus acciones les hayan hecho perderse su vuelo a Francia, cuando todo es interrumpido por la explosión del avión en el aire. Alex vió el futuro, y accidentalmente salvó su propia vida, la de su profesora, y la de sus compañeros de clase. Pero no todo es bueno, y la “suerte” que pareciera que Alex y los otros personajes centrales tuvieron no es buena para nada. La muerte – manifestada en esta película no de forma personificada, pero sin duda de forma literal – no está satisfecha con el hecho que varias personas escaparon su gran diseño, y se va a asegurar de ir matando a los sobrevivientes del vuelo poco a poco. Por ende empieza la búsqueda del elenco principal de una forma de romper el diseño de la muerte, y de cambiar su destino. Este es el mecanismo de la trama que “Destino Final” utiliza para ir, poco a poco, entregándonos secuencias de coincidencias y de mala suerte exageradamente complejas, que van matando a los sobrevivientes escena por escena.

Las secuencias de muerte son prácticamente la razón por la que muchas personas ven el cine de terror, y sin duda son la justificación de ver cualquier película de “Destino Final”. El nicho que ocupan estas películas es muy específico y único: Otros filmes del género tienen asesinos que apuñalan a sus víctimas, demonios que las poseen, zombies que las transforman o fantasmas que las desaparecen, pero generalmente las entidades al menos son visibles. En “Destino Final”, el enemigo es el mismo Destino, es la idea folklórica de la muerte, es un enemigo esotérico y ambiguo que no aparece literalmente. Pero está ahí, lista para cerrar la puerta cuando necesitas escapar, para hacer que tus electrodomésticos se acerquen a tu bañera, y para asegurarse que tus alarmas no vayan a sonar, para que cuando estalle el fuego, ya sea muy tarde.

“Destino Final” como franquicia tiene su origen en la serie de televisión de ciencia ficción “Los Expedientes X”. El director, James Wong, trabajó en la serie, y el concepto de la película fue ideado por Jeffrey Reddick, uno de los guionistas de “Destino Final”, como un pitch de guión para la serie de televisión. Es difícil ver las otras películas en la franquicia y notar que todo esto empezó gracias a la famosa serie de los años 90, pero si vemos la primera “Destino Final” con esto en cuenta, si es fácil notarlo. Dos personajes secundarios son agentes del FBI que están cuestionando a Alex y a sus amigos, sospechosos de la razón por la que ellos sobrevivieron cuando todos los demás pasajeros murieron. Es bien fácil imaginarnos que estos agentes del FBI poco memorables, en el guión o concepto inicial de la serie, se supone que eran los Agentes Scully (Gillian Anderson) y Mulder (David Duchovny), protagonistas de “Los Expedientes X”. Es un poco de trivia que nos enseña que las películas más icónicas en la cultura popular pueden salir de cualquier otro proyecto creativo. Y “Destino Final” siempre será recordada por su acercamiento más abstracto al cine de terror. ¿Qué pasaría si todo lo que puede salir mal, en efecto saliera mal? ¿Qué pasaría si tu destino fuera morir horriblemente? Es un miedo bastante común, y lo brillante de “Destino Final” es crear un universo en el que todas las fantasías paranoicas de lo peor que te podría pasar en el mundo se vuelven realidad.

La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.