
Héroes anónimos del 28 de julio
Junior Ocando lideró la recolección de actas en Mérida. "Logramos digitalizar 96,85% de las actas del estado. Después de esa noche, mi vida cambió y comenzó la persecución".
Los resultados de las pasadas elecciones presidenciales en Venezuela han sido cuestionados, y en su momento se habló de fraude, pero nunca hubo quien lo demostrara. Sin embargo, la jornada electoral del 28 de julio de 2024 no fue una elección más en la historia del país. En esta oportunidad, la oposición, representada por María Corina Machado y el candidato de la unidad, Edmundo González Urrutia, logró una gesta sin precedentes: recolectar el 85,18% de las actas de las 30.026 mesas de todo el país. Con estas actas, se ha podido demostrar ante el mundo el triunfo de González, con 7.443.584 votos, y evidenciar el robo de las elecciones por parte de Nicolás Maduro.
Las actas originales, emanadas de las máquinas del Consejo Nacional Electoral y que hoy se encuentran bajo resguardo en Panamá, no habrían podido ser recolectadas sin la ayuda y la organización de miles de héroes anónimos que trabajaron esa noche en los centros electorales para preservar las evidencias de los resultados.
Junior Ocando es uno de estos héroes. Fue el encargado de diseñar el esquema logístico para la recolección de actas en todo el estado Mérida, logrando digitalizar 923 actas (96,85%) de un total de 953 mesas transmitidas, una operación impecable, casi perfecta. Sin embargo, después de esa noche, su vida cambió y comenzó la persecución.
¿Cómo fue el proceso para estructurar el equipo que se encargaría de la digitalización y recolección de actas?
Una vez que me contactaron, armé un equipo y empezamos a diseñar un sistema que funcionara como una empresa privada. Teníamos cuatro líderes que se encargaron de la logística en los 540 centros del estado Mérida, que dividimos en seis zonas, con estrategias distintas en cada una. Estas cuatro personas eran parte del equipo organizacional, pero el equipo de escaneo de actas era otro. En cada zona había un escáner. Todo esto fue comandado por la organización Súmate. Fuimos el segundo estado que recolectó más actas, después de Táchira.
¿Los funcionarios del Plan República de alguna forma colaboraron o permitieron que ustedes obtuvieran fácilmente estas actas?
Yo diría que sí. Se hicieron los locos, como si ese día quisieran estar apegados a las leyes. Desconozco qué órdenes recibieron, pero, en comparación con procesos electorales anteriores, fueron mucho más permisivos.
Las horas de la noche del 28 de julio fueron tensas, pero hubo muy pocas incidencias porque estábamos bien organizados.
¿Dónde están muchos de los que participaron en este esquema organizado de recolección de actas?
Algunos están presos, otros están muertos… Después de ese día pasaron muchas cosas y llegó un punto en el que me di cuenta de que tenía que salir de Venezuela.
¿Tuviste que esconderte desde el día de las elecciones? ¿Cuándo decidiste salir?
Cuando terminó el proceso electoral, comenzó nuestro trabajo de digitalización de las actas. Esa noche no dormimos, porque había varias zonas rurales donde no era fácil acceder al material.
Días después, los funcionarios del régimen comenzaron a visitar nuestras casas, y la persecución se intensificó. Nos resguardamos durante un mes en distintos lugares. En ese período me di cuenta de que me habían anulado el pasaporte. La persecución continuaba en casa de mis familiares, así que decidí salir por la frontera con Colombia. Ahí comenzó la travesía.
¿Te tocó atravesar la selva del Darién? ¿Qué viviste en ese trayecto?
Sí, me vine por la selva del Darién. No tenía visa americana y estar en Colombia era un peligro porque no confiábamos en el gobierno de Gustavo Petro. La forma más segura de protegerme era llegar a Estados Unidos.
Fueron los días más difíciles de mi vida. Admiro mucho a todos los venezolanos que han hecho esta travesía. Ves personas muertas, hay mucho peligro, no solo de animales, sino también de personas. Al pasar por México, te das cuenta de la magnitud de la trata de personas y el narcotráfico. Fue un shock, porque eso lo ves en películas, pero me tocó vivirlo para poder llegar a Estados Unidos y empezar de cero.
Sin embargo, dormimos con la conciencia tranquila, sabemos que lo dimos todo y lo seguiremos dando.
¿Qué es lo más difícil de haber dejado Venezuela?
Todo: la familia, los amigos, la lucha que estábamos dando…
Te tocó dejar incluso a tus hijos. ¿Te arrepientes de haber participado en esta gesta histórica?
No.
Si pudieras echar el tiempo atrás, ¿lo volverías a hacer?
Sí, lo volvería a hacer. Precisamente lo hice por ellos. No me arrepiento porque sé que estoy del lado correcto de la historia y creo que mis hijos, en algún momento, entenderán por qué sucedió todo esto.
Gracias a Dios, ellos me llenan de fuerza todos los días, y sé que pronto nos volveremos a ver.
¿Qué mensaje le puedes dar a los que creen que esto fue en vano?
Que no pierdan la esperanza. Por alguna razón, todo esto que estamos pasando tenía que ocurrir.
Mi mensaje a los venezolanos es que no desmayemos, porque más temprano que tarde vamos a poder cobrar.