Venezuela: Consciencia y resistencia

La verdad nos ha unido, la esperanza nos impulsa y la determinación nos llevará hasta la libertad. Venezuela ya decidió su destino.

Desde el 22 de octubre, en Venezuela hemos iniciado un proceso de renovación que marca un hito en nuestra lucha por la transformación política, impulsado por un despertar tanto individual como colectivo en la ciudadanía. Este movimiento surge de una profunda batalla existencial, ética y espiritual que el 90% de los venezolanos libramos contra el régimen de Nicolás Maduro y sus aliados del statu quo, con la esperanza de cerrar un ciclo de 25 años de sufrimiento.

María Corina Machado ha resaltado que el cambio en Venezuela comienza en la mente y el corazón de cada ciudadano. Para la líder, «librar la lucha primero en la consciencia de cada venezolano» es fundamental para vencer el miedo que durante tanto tiempo ha inmovilizado a la sociedad.

Esta lucha por la vida trasciende elecciones o protestas; es un proceso interno que demanda fe en nuestra capacidad de transformación. Más allá de simplemente creer que hemos superado los obstáculos, se trata de aferrarnos a esa certeza para conquistar la libertad. Aquí se entrelaza la dimensión ética: este nuevo despertar nos ha llevado a cuestionar la narrativa impuesta por el régimen y sus cómplices. En ese cuestionamiento, nos sostenemos firmes en la verdad que construimos juntos el 28 de julio, cuando vencimos, protagonizamos el triunfo, cuidamos los votos y reunimos las pruebas. Frente a la posverdad y la manipulación que un 10% intenta imponer por la fuerza, nosotros poseemos los hechos. Resistir en ellos exige fortaleza espiritual, un vínculo profundo con Dios y sus expresiones humanas: la dignidad, la justicia y la solidaridad.

Lo que los venezolanos estamos edificando son las bases de una nueva nación, una sociedad que, desde el dolor más hondo, ha extraído aún mayor amor. De la polarización, usada como arma de división, hemos aprendido la unión y la cohesión en torno a lo justo. De la violación de derechos humanos a la que hemos sido sometidos como país, hemos descubierto el valor inmenso de la vida. Y de la separación de nuestros seres queridos, hemos comprendido el poder de la familia como pilar de sociedades saludables.

Este despertar individual y colectivo es tan esperanzador como práctico. Digo «práctico» porque ya conocemos las tácticas del régimen y sus aliados para desmoralizarnos y desmovilizarnos. Frente a ello, debemos persistir en la resistencia en la verdad, que se combina con una estrategia política clara y una ciudadanía consciente, decidida a recuperar su país.

La nueva consciencia que ha emergido en Venezuela refleja nuestra lucha por un futuro luminoso, de reencuentro, libertad, democracia, prosperidad y respeto a los derechos humanos. Un nivel elevado de consciencia se sostiene en la verdad, y en esa verdad, Venezuela resiste.

La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.