«Tú dices la palabra libertad y para ellos es incitación al odio»

La cotidianidad de una mujer en El Guarataro, en Caracas, puede ser un buen pretexto para echarle una mirada al país que ha quedado después del 28 de julio: el país en donde WhatsApp puede ser tu pasaporte a Tocorón o Yare, y donde la palabra «libertad» está poco menos que proscrita. El género del testimonio, apenas con intervención del periodista, se presta para desnudar la realidad tal como es después de la caída del autoritarismo, que es cuando el autoritarismo da más patadas porque se convierte en una fiera herida

Lo que está sucediendo en Venezuela en estos días debe documentarse, registrarse. El día de mañana será memoria de un periodo convulso y aleccionador. La prensa no solo sirve para informarse hoy y tomar medidas sobre lo que sucede, tener una actitud determinada ante los acontecimientos; también ha de servir para mañana. Para eso es también la prensa, para el futuro. De allí la importancia del testimonio, un género periodístico que evoca o reproduce la voz del testigo en primera fila. El periodista pocas veces tiene la suerte de ser testigo privilegiado, o, si lo es, su presencia en el lugar de los hechos suele ser efímera ya que, probablemente, al día siguiente, o ese mismo día por la tarde, deberá cubrir otra pauta en otro lado. 

El testimonio es un excelente método para preservar el contexto y lo cotidiano vivencial de las personas que están sufriendo las consecuencias de los hechos. Eso es un testigo: por lo general, una víctima. Olga (nombre ficticio), cuyo testimonio reproducimos, retrata a pequeña escala aquello que sucede en cada rincón del país. Ella es exactamente y a final de cuentas eso: una víctima en El Guarataro. Su voz suena con autoridad y autenticidad, sin interferencia alguna. Es representante de un partido de la oposición en la zona, ha tenido y tiene contacto con chavistas y con los testigos de mesa del 28-J. Es un sitio cercano a la avenida San Martín; para quien no esté familiarizado con Caracas, una de las zonas tradicionalmente más humildes de la ciudad. 

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Sí, aquí hubo un fallecido por bala en el marco de la protesta, a raíz del 28 de julio, en la avenida San Martín. Había colectivos allí y el disparo vino de uno de esos colectivos. No tienen la misma fuerza de antes pero en algunos momentos son activados y tienen armamento.  En esa protesta no hubo disparos de la Policía sino de los colectivos. No guardé el nombre del fallecido en el teléfono, por la misma dinámica de lo que está sucediendo: cosa que tienes en el teléfono, cosa que borras. Tú dices ahora la palabra «libertad» y para ellos [las autoridades, la Policía, el chavismo] es incitación al odio. El día de la elección aquí en el barrio había fiesta, antes de que el CNE sacara ningún anuncio. Todo el mundo sabía que había ganado Edmundo y eso era la fiesta, pues. Durante el día hubo un ambiente tranquilo, mucho más tranquilo de lo habitual. El día 29, cuando salió la gente a protestar por esta zona, se produjo una toma por parte de la Policía: unos de la PNB, todos encapuchados… fue una semana de suma tensión porque hubo presencia policial de más, de más… Con chalecos, con bombas; era como una medida de presión para que el pueblo no volviera a salir, como para amedrentar. 

Aquí en este barrio no hay colectivos, los colectivos son del 23 de Enero, pero la Policía no ha dejado de estar… sí, se llevaron a varios muchachos de los edificios de la avenida [San Martín]; que yo sepa, esos muchachos no han regresado. Más que represiva, la Policía es intimidatoria, no puedes gritar ¡libertad! porque te meten preso. 

«Yo no es que crea que el barrio votó masivamente por González Urrutia, ¡es que tengo la certeza!»

Te cuento la situación de los testigos: mucho miedo. No se han llevado, gracias a Dios, a nadie por ser testigo de mesa pero sí está el miedo latente, inocularon ese miedo con los rumores que corrieron, porque esto es una práctica, ¿no?, para que te autolimites… A uno mismo le da miedo de expresarse después de haber trabajado en ese proceso hasta ese día [se refiere al 28-J], pero es un miedo real porque vi los primeros días, cuando rompieron puertas y ventanas; se le metían a la gente y todo el mundo estaba en esa zozobra. De hecho, no hemos salido de eso; pero gracias a Dios, no tengo ningún testigo [de mesa, de su partido] que haya estado en esa situación. Eso que te digo es lo que venía por las redes. 

Yo no es que crea que el barrio votó masivamente por González Urrutia, ¡es que tengo la certeza! Por la recolección de data. Por supuesto, existe una base chavista aquí en el barrio, pero ya no es no de confrontación, ni mitad y mitad, no; son una minoría y están a nivel de consejo comunal o de las ubeché… de esas cosas. 

Vi las actas ese día de todos los centros electorales, y te digo: el promedio en las mesas era trescientos o trescientos cincuenta para González Urrutia, ciento veinte o ciento cincuenta votos para Maduro. Era la media para todos… No, no quiero que salga mi nombre, acá los venezolanos estamos en total indefensión. La mejor defensa para nosotros los demócratas es no dejarnos agarrar. Aquí, si te agarran en tu estado de WhatsApp que pusiste la bandera de Venezuela y la palabra «libertad», es que estás en contra del gobierno, si pones «quiero que regresen mis familiares», estás en contra del gobierno. Oye, acabo de ver una noticia que me quedé loca: remolcaron un carro nada más porque decía «libertad» en el vidrio.

Lo que sí te puedo decir es que todavía aquí la gente tiene mucha fe y mucha esperanza en que las cosas puedan avanzar. Aquí nada está totalmente escrito. En lo personal te digo que a veces tengo unas horas bajas, en todo caso tenemos muchas ganas de que los ciudadanos seamos tratados como ciudadanos, como merecemos. Voy a seguir enfocada en eso.

Yo hago mercado en Quinta Crespo… Mira, las cosas no están caras, lo que pasa es que no ganamos suficiente pa’comprarlas [risas]. Cuando tienes un salario de cuatro dólares a la quincena, o sea, ¡ni que me pongas a centavo de dólar te puedo comprar algo! Sencillamente porque no me alcanza.  Lo que sí te puedo decir es que nosotros los venezolanos somos muy resilientes: vendemos tortas, cortamos cabellos, hacemos uñas. Uno busca la manera. Te digo: no es que nos acostumbramos, sino que le echamos pichón y así avanzamos. Pero es difícil, ¿oíste?, gracias a Dios que uno está sano. Este es un país donde uno no se puede enfermar. 

Y estás en un país donde tú no te puedes poner una franela con la bandera de ese país, te pones esa camisa y te estás exponiendo a que te hagan cualquier cosa en la calle. Nosotros ni tenemos derecho a ponernos la ropa que queramos. A ese nivel estamos. Te prohíben que pases por ahí o por allá, no hay libre tránsito… Bueno, tu teléfono: tienes que borrar el historial completo para salir a la calle porque no sabes en qué momento te van a parar y te van a revisar el teléfono. Me acabo de enterar que a la gente la están botando de los entes gubernamentales por sus estados de WhatsApp. Es verdad. No es mentira. Si tienes ahí la consigna VENEZUELA LIBRE te botan. Eso es así.

Yo soy autoridad en mi partido, pertenezco a la junta regional, estoy en comunicación directa con la parroquia, hemos tratado de sortear  los inconvenientes y hacemos la reunión por Zoom o buscas la manera, porque uno no es que se acostumbre pero te tienes que ir adaptando.

En el barrio, el agua llega dos días por semana. Pero no es que sean 48 horas continuas, el horario cambia arbitrariamente. Hay sitios donde llega doce horas a la semana. 

A nosotros no se nos va la luz, pero tiene muchos bajones, una inestabilidad. En cuando al servicio de basura, aquí la comunidad se cansó de convivir con los gusanos, la gente se organizó y nosotros mismos nos encargamos de bajar los contenedores a la avenida.

―Y si pudieras decirle algo a Maduro, ¿qué dirías?

―Que respete al ciudadano, que respete a Venezuela. Que asuma. El compatriota tiene que asumir, esto no significa  que la vida se le acabó. Ellos saben que perdieron, se han montado esa película pero saben que perdieron. Tu caminas y te encuentras con dirigentes del PSUV por la calle y no te ven a los ojos,  te evitan  la mirada porque saben lo que está haciendo Maduro al desconocer la voluntad  de todos los venezolanos que votamos en su contra él. Te voltean la cara, no te la ven.

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Se está repartiendo un papel para que lo firmen los del barrio; el papel implica la aceptación de que Nicolás Maduro ha ganado las elecciones. Olga me hizo llegar copia de ese papel, una planilla encabezada por la frase «COMUNIDAD CLAP URBANIZACIÓN SAN MARTÍN». Se trata, por lo que puede colegirse ya que la redacción no ayuda, de una extorsión que debe firmar cada uno de los habitantes del sector para poder seguir recibiendo las cajas CLAP. El texto consta de un solo párrafo de once líneas y una sola coma; en fin, el texto quiere decir, con su escasez gramatical, que el ciudadano Nicolás Maduro Moros ha sido reelecto el 28 de julio de 2024 presidente de la República Bolivariana hasta 2031, y en razón de tal cosa va a continuar con sus benefactores planes sociales en pro del pueblo, entre ellos la caja CLAP, y por lo tanto desde la Misión Alimentación debemos preguntarle «si está usted de acuerdo o tiene la necesidad de seguir percibiendo el beneficio del CLAP».

@sdelanuez
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