Julio Coco: “María Corina es la líder del chavismo en los barrios”
«No hay duda alguna de que este es un Estado de terror. Y queda demostrado con la Operación Tun Tun y la guerra psicológica que se hace con eso», afirma el activista de 46 años
Hubo un día en el que Julio Coco se multiplicó en X. Los desprevenidos se preguntaban, ¿por qué todo el mundo se puso una foto de Julio Coco en su avatar? Y así se mantuvo un tiempo como una aparente y típica jodienda de las redes sociales, pero que en realidad mostraba algo más: el proceso de las elecciones presidenciales y el fenómeno de la dupla María Corina-Edmundo, le inyectaron un subidón de proyección al creador del Beta Político, quien descubrió que entre tanta expectativa e incertidumbre, su audiencia se había expandido.
Julio Jiménez Gédler, el histriónico activista y analista político que se dio a conocer entre los años 2013 y 2014 especialmente gracias a su serie de videos llamados “Beta Político”, ha tenido que volver al ruedo mediático casi invocado por tanta gente necesitada de alguien que le hable claro en medio de la confusión y el disparo de expectativas: “Tuve un segundo aire que no busqué y nunca pensé que me ocurriría. Me tomó por sorpresa. Mi plan luego de las elecciones era dedicarme a mi empresa de asesorías, porque yo tengo que comer, tengo a mis hijos en la universidad… Y mi retiro de la política es cierto”.
-Antes de las elecciones como que te pusiste de moda otra vez, en tendencia. ¿Qué pasó ahí?
-Pasó que conecté con un sector de la juventud que no sabía que me estaba oyendo. Me enteré de que mis videos los descargaban y los subían a otras plataformas y esas visualizaciones no las podía ver en mis métricas. Lo que terminó de explotar la vaina es que yo fui conocido por una palabra que no me gusta que es “radical” y cuando dije “radical un coño, aquí hay que votar”, y cuando dije “yo no creo que Maduro salga por los votos sino que son los votos los que pueden ocasionar la transición”, eso hizo que muchas personas que bajo ningún concepto iban a votar, lo hicieran. Claro, eso cabalgando sobre la épica de María Corina en la campaña. Yo estoy surfeando una ola que no es mía. Pero ya cuando las cosas se ponen duras, cuando la gente se siente mal y no tiene a quién recurrir, me busca a mí. Eso no me gusta, no quiero ser el portavoz de malas noticias, pero ese prime vino porque la gente necesitó que alguien lo hiciera y tuve que asumirlo.
-¿Lo que haces en el Beta Político sientes que te pone en riesgo?
-Siento no, es así. Y hay pruebas. Lo que pasa es que no ando diciendo las cosas para no levantar alarmas innecesarias. ¿Cómo crees que me sentí con la Operación Tun Tun? Pero la gente no necesita de mí que yo me victimice. Yo sé que me escuchan los malandros, me escuchan los carajitos de las redes sociales y me escucha la doña, me escuchan los mototaxistas, los comerciantes, mi audiencia está distribuida por todo el espectro. Eso es un problema para nuestros adversarios y ya sabemos cómo actúan. Pero no caigo en pánico. Porque miedo tengo, pero no caigo en pánico.
-¿Dónde votas y quién ganó en tu mesa?
-Yo voto en el Patronato San José de Tarbes, en La Candelaria. La información que tengo, porque no lo revisé en las actas, es que ganó Edmundo 80 a 20.
-¿O sea que no te has metido en la web a revisar la vaina?
-No. ¿Para qué? Pa’ mí no tiene sentido…
-¿Qué efecto puede haber tenido en el chavismo de base, en la gente que fue reclutada para estar en las mesas, haber visto a su candidato quedar como quedó?
-Depende, porque la mitad al final votaron por Edmundo y muchos de ellos ayudaron al Comando Con Venezuela con las actas. De los que efectivamente votaron por Maduro, una parte quedó en un shock muy fuerte y la otra parte sabía que iban a perder y estaban dispuestos a lo que fuese para mantener su posición política y psicológica. Porque, finalmente, esa es una posición psicológica. Y nada sana, por cierto.
-¿Cómo resuelve en su cabeza esa “posición psicológica” la gente del chavismo que dices que votó por Edmundo e incluso ayudó a la oposición con las actas?
-No me refería a los que están hoy violando derechos humanos. Me refería a los sensatos. Y su posición hoy es bien complicada porque son las principales víctimas de persecución del régimen. Ellos están siendo mucho más crueles con los chavistas que con los opositores tradicionales. Para muestra un botón: están sacando a la gente de sus casas en Misión Vivienda. Hay una ola de despidos en el Seniat, en VTV, en gobernaciones. Vi un video en una gobernación en el que le pedían los celulares a los empleados: el que no lo entregó, botado. El que tenía algo, se lo llevaron preso. Ellos tienen la posición más complicada en todo esto porque apostaron al cambio y por eso la persecución es al cuadrado. En mi opinión, más de la mitad de las víctimas de la Operación Tun Tun fueron precisamente chavistas de base que decidieron votar por Edmundo y asumir el riesgo.
-Esa represión con tanta saña que se concentró esta vez en las zonas populares, ¿es como una especie de castigo porque “me traicionaste”?
-Es castigo y es miedo. Es venganza y es miedo. Fíjate, sin que María Corina convocase o sin ninguna de esas formas de organización de la oposición tradicional –no sé si te acuerdas del 2014 que la gente se ponía protector solar para ir a marchar-, mano la gente de los barrios llegó a Miraflores. Tomaron el centro de Caracas rapidito. El asunto es que ellos le tienen miedo a la gente de los barrios. Vivían amenazando de que la gente de los barrios iba a bajar y bajaron en contra de ellos. Y por eso tienen que actuar con el triple de violencia física, judicial, política y psicológica, precisamente para evitar un estallido social por parte de quienes alguna vez fueron sus bases. Y de sus hijos, porque también hay que ver que no es lo mismo un chavista de 45, 50 o 60 años y sus hijos que no son chavistas. Y de cara a lo que fue en algún momento la estructura del Psuv, ellos tenían que tener en control a sus hijos.
Cuando te pones a ver quiénes son la multitud de jóvenes que en estos momentos están en Tocorón y en Yare, secuestrados políticamente y con juicios ilegales, son hijos de chavistas. Eso lo puedes ver en los testimonios. Incluso, hay hijos de gente de los colectivos, hijos de militares, hijos de policías, de funcionarios.
A la oposición tradicional la pueden controlar de una manera relativamente sencilla, ya tienen suficiente ensayo y error para poder contenernos. A aquellos no, porque nunca los habían enfrentado ni políticamente, ni electoralmente, ni a nivel de manifestaciones.
-¿Crees que ya los tienen anulados?
-Creo que están en una etapa de contención que no sé cuánto tiempo pueda soportarse por parte de ambas partes, porque una cosa es cuánto aguanta el represor reprimiendo y cuánto aguanta la víctima.
A partir de esto puede pasar o que haya un desbordamiento o que se rompa la frontera. Una consecuencia de todo lo que está ocurriendo podría ser la migración de esos sectores digamos geográficos que alguna vez fueron bastiones del chavismo.
Fíjate lo que pasó en el 23 de Enero. Aparte de todo el gentío al que sacaron a golpes de sus casas, ahora les rayaron las puertas de sus viviendas. ¿Cómo crees que se siente esa gente? Esa gente está en un estado de miedo que lo va a resolver o explotando o yéndose del país.
Y entre quienes se van del país y esas bases hay otro asunto: hay muchísimos funcionarios públicos. ¿En qué va a quedar en funcionariado del Estado chavista si un tercio o el 50% de su gente se va? Esta es una crisis multidimensionada que, primero, ya trascendió lo político. Esto es un asunto de psicología social. Y su eventual desenlace depende de cuándo se dé o no la transición y en qué términos, pero mientras eso ocurre hay un desgaste de todos los sectores. Y esencialmente entre ellos. Mejor dicho, entre el sector que tradicionalmente fue chavista. Allí son las mayores presiones. Fíjate que esta vez no fue como en 2017 que fueron a Santa Fe, o al El Trigal, en Valencia. Ni a Altamira, donde era la represión y el enfrentamiento. Ahora no. El problema ahora está en las zonas geográficas y territorios que alguna vez fueron suyos. En sus bastiones geográficos, porque ya bastiones sociales no tienen. Eso quedó demostrado.
-¿Recuerdas que durante años se discutió qué tipo de régimen era el chavismo, si era esto o lo otro?
-Una discusión pajúa…
-Al día de hoy, ¿qué clase de gobierno es este?
-Estamos en presencia de un Estado terrorista. Así lo dijo la Corte Interamericana de Derechos Humanos: esto es terrorismo de Estado. Y cuando tienes terrorismo de Estado, tienes a un Estado terrorista. Ya esto no califica ni de dictadura, ni de autocracia, ni de totalitarismo… esto llegó a otros niveles.
Cuando tú ves que todo el Estado es un aparato de terror, entonces ya desde el punto de vista de teoría ideológica es fascismo puro. Pero desde el punto de vista práctico, es un Estado terrorista. En eso es lo que estamos.
Ahora, para bien o para mal, hasta el 28 de julio la Venezuela profunda veía a este gobierno como un gobierno malo, corrupto, pero no habían sentido de frente a la dictadura. Y la sintieron precisamente cuando la dictadura se transformó en un Estado terrorista. Y ahora no hay ninguna duda de que en Venezuela hay una dictadura, ni siquiera en sus propias filas más allá del discurso mentiroso que vienen levantando. No hay duda alguna de que este es un Estado de terror. Y queda demostrado con la Operación Tun Tun y la guerra psicológica que se hace con eso.
-Partiendo de esa realidad y del hecho de que ya no tenemos aquello que llamaban “la chequera que camina por América Latina”, ¿por qué a los gobiernos vecinos de ahora les cuesta tanto desmarcarse del chavismo de manera frontal? Es como si quedara todavía un grado de potencia de aquellas alianzas internacionales que hizo Chávez sustentadas en petróleo…
-Voy a traducir lo que me quisiste preguntar porque sí te entendí… Se presume, para usar el lenguaje periodístico, que desde Venezuela se financiaron muchísimas campañas electorales de la izquierda en América Latina. Muchas. Y hay toda una red de corrupción. Se presumen redes de narcotráfico, de lavado de dinero e incluso de trata de personas. Ahora, yo creo que esta alianza no es ideológica ya ni tiene que ver con lo que haya blindado o no Chávez en vida. Tiene que ver también con que Maduro puede tener pruebas para meter en tremendo problema a cualquier presidente de la región al que ellos hayan ayudado. Creo que el único que ha sido totalmente frontal es Boric y es de entender que no tiene pactos criminales…
-Está más nuevo en esto…
-Está nuevo, está rookie y no tiene una alianza para rutas de narcotráfico. Solo por poner un ejemplo. Cuando vemos a Lula, tenemos que recordar el escándalo Odebrecht. ¿Qué pasa si Venezuela suelta la verdad de ese escándalo?
En el caso de Petro, ya es sabido que es un presidente del narco. Pero el narco colombiano tiene problemas internos, dicho por el mismo Petro. Los problemas del narco colombiano con el narco mexicano. Los problemas de los sembradores de coca y marihuana versus los industrializadores y comercializadores… Tienen todo un tema interno y hay elementos que también son fuerzas fácticas, uno no sabe quién está con Maduro y quién no. Y la guinda del pastel es el comunicado del ELN, diciendo que no se meten en ese lío. O sea que el ELN no está apoyando a Maduro.
«Lo que no teníamos calibrado era cuántos chavistas se le iban a voltear a Maduro»
Más allá de esas alianzas están entrando al punto del chantaje: si no estás conmigo, te jodo. ¿Y qué puedes esperar? Vamos a verlo de nuevo en Venezuela: a estos tipos no les tembló el pulso para agarrar a algunos policías, algunos militares, fiscales, miembros de su aparato electoral y meterlos presos 30 años por terrorismo porque no cumplieron la orden que ellos dieron. ¿Tú crees que no son capaces de hacer lo mismo con sus aliados internacionales? Por supuesto que sí.
Lula y Petro no son lo mismo y tienen pesos políticos distintos. A mí no me parece Lula una buena persona, pero tiene un peso político en el mundo: Lula es la cabeza de playa de los BRICS en occidente, no es un juego. La palabra de Lula pesa en Rusia y en China, la de Petro no. Ese asunto de los chantajes y las traiciones es lo que puede decidir este proceso. Lula ya dijo que de momento no puede decir que Maduro ganó.
-De los tres supuestos mediadores, Lula ha sido el más “duro” en sus palabras…
-Desde el punto de vista del discurso público, sí. Desde el punto de vista interno, creo que no. Pero lo importante es que Lula le está diciendo “esto no es sostenible, cuando llegue enero tú vas a meterte en un lío y nosotros no te vamos a poder ayudar”.
Y viene la otra cara de la moneda. Hay una línea constante entre Estados Unidos y Petro y entre Estados Unidos y Lula. Ellos están en el medio de varias aguas. También se dijo que Borrell habló con Lula. Es un juego de presiones, chantajes, ofertas y contraofertas que sigue trancado.
Lula es el más interesado en destrancar el juego, evidentemente salvando a Maduro. Y por más animadversión que tengamos por Da Silva, no podemos despacharlo con que eso no sirve, porque allí hay algo que pudiera servir en la medida en que todo este choque de fuerzas vaya desarrollándose.
-Pero proponer repetir la elección no es destrancar el juego, es como hacer otro juego que a lo mejor se tranca más…
-Depende… Te voy a dar el clickbait para que explote tu artículo: esas elecciones se van a repetir, lo que no se sabe es en cuáles condiciones.
-¿Ese es tu pronóstico?
-Sí. Aunque estoy plenamente claro en que este no es un conflicto técnico, jurídico y mucho menos electoral porque lo político está por encima, lo cierto es que el CNE no ha dado el resultado de las elecciones y desde el punto de vista legal, no hubo elecciones porque las elecciones son sus resultados. Esas elecciones hay que hacerlas. ¿Cuándo?
Supongamos que mañana Maduro dice “bueno, Edmundo es el presidente electo”. Pero no es el presidente electo, es el presidente del acuerdo de una transición, porque resultado electoral no hay. Y eso es lo que está diciendo Lula. Mucha gente no está prestando atención a lo importante: no hay resultado electoral.
Y al no haber resultado electoral sino solamente las pruebas que tiene el Comando Con Venezuela, esas son pruebas que se contrastan contra los resultados que publica el CNE, pero si el CNE no publica los resultados, ¿contra qué se contrastan las pruebas? Es decir, no hubo elecciones en Venezuela desde el punto de vista fáctico y ese es el drama de Maduro hoy. Ese problema es de Maduro, no de nosotros. El problema de nosotros es que él o reconoce la victoria de Edmundo de una manera política o tiene que presentar los resultados. Y si no los ha presentado es porque no puede, porque viene el contraste.
-Ese problema lo tiene, pero le pidió al TSJ que se lo resuelva: un par de brochazos legales y listo…
-No puede resolverlo porque no hay ley que cuente números. La ley no cuenta números, la ley interpreta eventos. Y ese es un tema que incluso se los advirtió Lula: “El TSJ no me va a decir quién ganó, pon los resultados”. O di, “no los tengo”. Y si dice que no los tiene, entonces hay que repetir la elección.
Maduro está entrampado porque no pudo hacer el fraude y su salida fue no presentar los resultados y que el CNE dijera quién ganó, pero eso sólo es un dicho. Si vamos a lo legal, el CNE está hoy en un proceso que pudiera llegar a lo penal, precisamente porque no ha presentado los resultados.
Y no han presentado las pruebas del hackeo tampoco. El hackeo es como el embarazo, no se puede ocultar. No tienen prueba del hacking y allí es donde está la trampa. Y no la trampa para nosotros, sino que ellos mismos se entramparon.
-¿Compras esa idea de que a Maduro lo tenían engañado con que iba a ganar?
-No, no. Eso es mentira. Este señor salió a la calle, ¡por dios! Eso es imposible… Supongamos que lo engañaron los de adentro, ajá, pero Maduro tiene línea directa con Rusia, ¿entonces los organismos de inteligencia rusos no sabían lo que iba a pasar? ¿Ni los chinos? ¿O el G2 cubano no sabía lo que iba a pasar?
Lo que sí ocurrió -y todos nos sorprendimos- es que sabíamos que íbamos a ganar, pero no por tanto. Lo que no teníamos calibrado era cuántos chavistas se le iban a voltear a Maduro. Y fue casi la mitad.
-¿Entonces la clave del triunfo es esa cantidad de chavistas que se voltearon?
-Eso es correcto. Y por eso es algo que dije en mis videos antes de la elección: el problema de ellos es que María Corina es la líder del chavismo de base, del chavismo de a pie, del chavismo en los barrios. ¿Por qué están revisándole los teléfonos a la gente los barrios? Simple, porque tenían fotos de María Corina, porque la siguen, porque ponen vainas de María Corina en Facebook… Ellos no pueden negar algo que fue evidente. Y la principal evidencia de eso fueron los comanditos motorizados. Cuando tu ves un video de María Corina, que creo que fue en Apure, como con mil motos atrás, eso no es la oposición tradicional. Esos son chavistas o hijos de chavistas. Ahí estuvo la broma. Y por eso también la represión es tan fuerte. Moto no echa retro…
-Todos damos por hecho que Maduro perdió, pero ¿qué pasa si ganó? ¿Qué nos dice eso como sociedad?
Si Maduro, en el multiverso, hubiese ganado esa elección, si hubiese obtenido más votos que Edmundo González Urrutia, eso significaría que la sociedad venezolana está podrida. Eso es lo que significaría. Ahora, lo que te dicen los resultados reales es que no estamos podridos. Y algo muy importante: ellos jugaron a la desesperanza inducida, a la desmoralización, y muchos venezolanos creían que Venezuela estaba perdida. Y los resultados del 28 mostraron que no estamos ni desmotivados, ni desmoralizados, ni desesperanzados, aunque eso a algunos les moleste.
-En este momento el gobierno juega al desgaste, a esperar a que las cosas se calmen, que se apacigüen, a que la gente se fastidie, a que María Corina se desprestigie, que aparezcan –ya lo hicieron- los lobistas antisanciones, los normalizadores, los Fedecámaras que quieren hacer negocios… Es el juego que siempre hacen contando con que el tiempo está a su favor…
-Esta vez no es igual. Esta vez el tiempo no está a su favor. Número uno, es sabido que la administración Biden fue tremendamente complaciente con Maduro al punto de que cuando publicó el acuerdo de Qatar resultó que Estados Unidos le cumplió todo y él no cumplió nada. Pero sabemos que las posibilidades de victoria de Trump son ciertas y no es lo mismo con un Biden senil en la Casa Blanca que con Trump. Y sobre todo con su candidato a vicepresidente, quien ha sido desde hace muchos años un tipo que se ve que tiene un asunto personal con Maduro y con Diosdado. Así que, desde ese ángulo, no veo que el tiempo esté a su favor.
Segundo punto, sí, ciertamente es una guerra de desgaste, ¿pero cuánto se están desgastando ellos? Este no es el escenario de 2017. Tampoco es el escenario de Guaidó, porque Edmundo sí fue electo presidente. Entonces, ¿cuánto pueden sostenerse? Porque si llegan a enero y le dan la patada a la mesa, ¿quién lo va a reconocer? Yo no estoy de acuerdo con un escenario de Guadió 2.0, el asunto no es que reconozcan a Edmudo, pero ya no serían 55 los países que no reconozcan a Maduro, serían muchísimos más. Y ahora con el temor de que Brasil y Colombia no lo reconozcan. ¿El tiempo le va a rendir hasta cuándo?
Tercero, si ocurre ese proceso tal como lo describes en ese escenario terrorífico, viene una migración que ya se está calculando en por lo menos 4 millones de personas en 90 días. ¿Sabes lo que es eso? Se van a reventar las fronteras.
Esto trae consecuencias, no solo a los países vecinos, trae consecuencias también al Estado chavista, porque se van a ir un poco de guardias nacionales, gente de ellos. Y hasta se pueden quedar sin gente con quien gobernar. Su aparato represivo puede mermar porque más de un militar sigue ahí por miedo a que lo metan preso y si encuentra allí la válvula de escape… No veo que el tiempo juegue a favor de Maduro, creo más bien que es una colisión de tiempos.
Y hay algo importante que dices, cuánto va a resistir el liderazgo de María Corina. Porque la gente quiere resultados, sobre todo los jóvenes menores de 25 años, que quieren todo de inmediato. Por eso es importante preservar los liderazgos existentes, haciendo las presiones correspondientes, pero también haciendo que el desgaste de ellos sea superior. Esa va a ser la forma de que el tiempo les juegue en contra y van a tener que sentarse a negociar.