Cinco puntos para reflexionar sobre la “operación anticorrupción” y ¿dónde está El Aissami?

“Revisar las hojas de vida de estas personas produce escalofríos. Son individuos que, en algunos casos, tienen 15-20 años enchufados. Además, ocupando cargos clave para la economía y la seguridad de la Nación. La opacidad de la ‘investigación’ es total. Vaciaron las arcas públicas. Antes de celebrar la última razia, debe analizarse qué tan lejos está Venezuela de un Estado de Derecho y de Justicia”.

La “operación anticorrupción” que ejecuta el régimen chavista deja al descubierto una serie de elementos que deben llamar a la reflexión:

1) Revisar las hojas de vida de estas personas produce escalofríos. Son individuos que, en algunos casos, tienen 15-20 años enchufados. Además, ocupando cargos clave para la economía y la seguridad de la Nación, como el sistema de identidad. Difícil pensar que estos señores “se echaron a perder” de un día a otro. ¿Podrá ser cuantificable el daño que en estos años le han ocasionado a la República? Hoyo negro (o rojo).

2)La opacidad de la “investigación” es total. Se habla de decenas de personas encarceladas sin ofrecer todos los nombres y motivos de las detenciones. Se mencionan “tramas” sin mayores explicaciones. Nadie sabe a ciencia cierta cómo se conecta un caso con el otro. En sus intervenciones, el fiscal Tarek William Saab hace gala de sus “tablas” como veterano dirigente político, abunda en adjetivos y descalificaciones, pero brinda muy pocos datos concretos sobre los hechos. En fin, lo único que la gente sabe es que, otra vez, vaciaron las arcas públicas.

3) Estos presos son extremadamente vulnerables porque no tienen dolientes políticos. ¿Quién romperá una lanza por estos señores, condenados por todos? Su partido, el PSUV, les dio la espalda y desde el chavismo solo unas tímidas voces asoman para pedir respeto a sus camaradas. La oposición guarda silencio, como si ese problema no fuera de ellos, cuando sí lo es. La comunidad internacional no se mete. Al menos desde la sociedad civil -tan fustigada por algunos de los encarcelados-, 35 ONG emitieron un comunicado reclamando garantías y debido proceso.

4) El régimen parece sacar provecho de la “mala fama” que se ha ganado a fuerza de escándalos y saqueos. Parte del hecho de que la sociedad está absolutamente convencida de que todos los altos funcionarios son ladrones, salvo que se demuestre lo contrario. Por eso el circo. Bragas naranjas, amenazas de “caiga quien caiga”, la eterna promesa de “limpieza”. Esperan el aplauso de un público más ávido de venganza que de justicia. Y es que, en realidad, bajo estas condiciones, solo se puede obtener venganza, porque justicia es otra cosa.

5)La muerte de Leoner Azuaje debe encender todas las alarmas. Medios y ONG señalan que bajo la custodia del Estado han muerto 11 personas involucradas en casos de relevancia política. Imposible no recordar lo sucedido con el concejal Fernando Albán y el capitán Rafael Acosta Arévalo. El hecho coincide con la difusión de los espeluznantes testimonios de las víctimas que ha recogido la Fiscalía de la Corte Penal Internacional. En paralelo a la versión oficial, circularon que Azuaje iba al psicólogo porque tenía “pensamientos negativos”. ¿Caso cerrado?

6) Por último, todos se preguntan: ¿Por qué no está preso el exministro Tareck El Aissami? Esa interrogante está mal formulada. En todo caso, la pregunta sería: ¿Dónde está el exministro o por qué no comparece ante la opinión pública?, ¿quién puede afirmar que está totalmente libre? Y siguen las interrogantes. ¿Por qué gente tan bien conectada e informada no intentó huir?, ¿confiaban en el sistema que ellos conocen tan bien? Muchas preguntas y una recomendación: Antes de celebrar la última razia, debe analizarse qué tan lejos está Venezuela de un Estado de Derecho y de Justicia.

La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.